sábado, 12 de noviembre de 2011

Competencias Comportamentales - Compromiso Social Insitucional



INVESTIGACIONES, EXPERIENCIAS Y PROYECTOS QUE INFLUYEN POSITIVAMENTE EN LOS ESTUDIANTES

GRUPOS AÚLICOS


Técnica que favorece el desarrollo de valores ciudadanos


Una forma interesante de organizar el trabajo en la sala de aula es la distribución de los alumnos en grupos áulicos, procedimiento pedagógico que favorece la vivencia de valores ciudadanos, creada por el profesor Caon, en 1965  y, posteriormente, introducida en las actividades del Geempa, con sede en Porto Alegre.

Cuando trabajamos con grupos áulicos, tratamos de permitir a los alumnos que convivan con la diferencia, y que aprendan sobre la importancia de ayudar y ser ayudado, de pertenecer a un grupo. El sustento del aprendizaje de cada miembro del grupo se garantiza por la práctica: a través de la complicidad que se instala.

Modificar la configuración de una sala de aula, donde cada uno es importante para sí mismo y para el otro, asegura la participación de todos, involucrarse con el aprendizaje. Cada alumno tiene una visión, no solo del profesor, sino de sus compañeros, a diferencia de lo que ocurre en la distribución tradicional en que el profesor es el centro de toda la atención.

En la organización tradicional, se forman grupos que son pasivos debido a la distribución espacial. A veces, el profesor acaba dando clase solo para el grupo del frente, haciendo su propio grupo. En el fondo de la sala quedan los rebeldes, los desatentos, los excluidos tanto del aprendizaje como de la mirada del maestro. Ellos forman también su propio grupo. Al final, es preciso ser solidario y ellos lo son: solidarios. Se defienden. Son alumnos presentes/ausentes.

Es preciso destruir la adopción de lugares fijos, porque generan ideas fijas, porque esa distribución es metafísica, es decir, que el lugar condiciona el comportamiento del alumno. En caso de que sean cambiados de lugar, los alumnos del frente pasaran a tener el comportamiento de los que antes estaban atrás y viceversa. Esta situación se deshace cuando se adopta una nueva metodología en donde haya oportunidades para todos.

En el aula tradicional, el alumno se vuelve un mero espectador. En los grupos áulicos, cada estudiante es testigo del aprendizaje de los otros y es observado por ellos, reconocido. No es un objeto que ocupa un lugar en una fila. Es un sujeto. Es alguien que aprende y enseña, porque suscita ideas, interroga, pregunta, se niega, responde, reacciones y pelea. Es llamado por el nombre y sabe el nombre de sus compañeros. Su ausencia es sentida y reclamada, y esto es importante para generar relaciones. El alumno se siente importante y va hacia el lugar donde así se siente. La evasión e inasistencia quedan prevenidas por sí mismas, en la dinámica del propio trabajo.

Esta forma de trabajar permite, entre otras cosas, que surjan sentimientos, rivalidades, agresiones que, una vez reveladas, pueden ser trabajadas por el propio grupo, obedeciendo a una dinámica que tiene reglas que valen para todos. Esto permite el trabajo dentro de límites.

Hay niños (también adultos) que no saben lo que es esto. Piensan que pueden hacer o decir todo lo que quieran. Creen lícito tomar para si lo que desean sin pensar en los demás. Este es un recurso adecuado, también, para trabajar la disciplina y la autoridad partiendo del propio grupo, sin apelar al autoritarismo del profesor.

El maestro, trabajando en grupo a través del proceso de elección, posibilita resultados como los presentados a continuación:

Alumnos:

-      Deshacer grupitos, propiciando mayor integración entre ellos para que se conozcan mejor.
-      Hacer circular la oportunidad de convivencia entre todos, ya que cada participante cambia de grupo.
-      Dinamizar los intercambios personales, en la medida en que cada elemento del grupo muestra lo que sabe, lo que aprendió y lo que no aprendió.
-      Hacer una interacción entre los elementos del grupo, facilitando que surja la solidaridad.

Profesor:

-      Desestabilizarlo de su lugar fijo frente al alumno, moviéndolo hacia otros espacios (al lado del alumno, alrededor de él, alrededor del grupo, circulando entre los grupos).
-      Flexibilizar su lugar de enseñante que debe saber todo para el alumno, en donde la duda metodológica y no saber resolver una situación lo llevan a buscar procedimientos de salida para los impares.
-      Exigirle ser más creativo, menos rígido, más observador.
-      Favorecer un mayor conocimiento de sus alumnos en cuanto a saber jugar, ganar, perder y respetar los límites.
-      Compartir y hablar más con el otro, acerca de la solución de problemas.
-      Ser ayudado por el grupo en sustentar la dinámica de la sala de aula.

Grupo:

-      Hacer aparecer las diferencias y ejercitar el difícil juego de conocer al otro y de conocerse mejor.
-      Suscitar preguntas entre sus pares y aprender con ellos.
-      Hacer sentir la necesidad de participar, porque siempre se discute con los otros.
-      Hacer detonar problemas de relación, obligándolos a buscar formas de resolverlos.
-      Revelar otros conocimientos que el alumno ya posee, garantizando el reconocimiento de sus compañeros.


Constitución de grupos áulicos

Para organizar los grupos áulicos, es importante que el profesor no se precipite. Es preciso que se tome un tiempo para hacer que todos en el salón se conozcan, tengan la oportunidad de interactuar, conversar, de trabajar juntos. De la agilidad y creatividad del profesor depende que la etapa de preparación sea muy bien aprovechada y que dure el tiempo necesario. Esto va a permitir que los alumnos, realmente puedan participar con bastantes elementos de elección para iniciar el trabajo con los grupos áulicos.

Hay que tratar de formar grupos de 4 a 5 participantes. Tres no pueden constituir un grupo. Más de cinco traerá dificultades para la interacción.

La elección se efectúa de la siguiente manera: inicialmente, cada integrante del gran grupo es invitado a votar, por ejemplo, por el compañero con quien más le gustaría trabajar. De los más votados, el profesor “tira” un número correspondiente al número de grupos que pretende formar, calculando el número de miembros de cada sub- grupo. En caso de un empate, todos los votados, entre ellos mismos, deciden. Son invitados a votar nuevamente solo ellos. Normalmente el grupo consigue seleccionar un número de jefes que permanecerá. 



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